miércoles, 28 de diciembre de 2011

Ejercicio 1, tema 3.

¿Qué es la vida? Esta es, más bien, una pregunta del tema anterior, pero, sin embargo, no lo pregunto (casi retóricamente), en un sentido biológico, sino humano. La vida es salud, es alegría, días nublados y lágrimas. Pero también es cierto que hay vidas y vidas. La vida es un derecho universal, es tan humano como bostezar, hablar, reír, pensar. Y, al fin y al cabo, la vida en nuestra especie, conlleva más responsabilidades que en cualquier otra: los animales procrean y tienen descendencia por sobrevivir, por continuar su especie a lo largo dela evolución y del tiempo. Sin embargo, al ser humano no le mueve sólo esa causa. Hace millones de años, nuestros "abuelos" homínidos (Lucy, por ejemplo), podrían tener descendencia sólo por el mero hecho de mantener imperecedera su especie. Pero, actualmente, nosotros, el orgulloso y arrogante Homo Sapiens Sapiens, tras años de evolución, hemos ganado cosas interesantes: un lenguaje preciso, un cerebro mejor desarrollado, pulgares, y una larga lista de ganancias y pérdidas evolutivas. Pero, además, algo que no es visible a simple vista observando unos fósiles: sentimientos. Los sentimientos son esa "carga" que los seres humanos llevamos con orgullo. Y esos sentimientos nos mueven a hacer la mitad de nuestras acciones vitales, entre ellas, tener descendencia. Traer al mundo un bebé, una criaturita, es algo tan bonito, pero lleno de responsabilidades. Incluso la criaturita tiene derechos, qué cosa tan complicada, ¿verdad?. Pues uno de esos derechos es el derecho de la vida.

Tras esta extensa introducción, quiero dar a ver que la vida es algo básico para todos, ya vivan en un rincón, o en otro, o en tal continente de este nuestro planeta. Ya que no respetamos la vida de animales, plantas, incluso culturas; ya que el ser humano es tan impulsivo y egoísta, miremos, al menos a otros países, a otros hermanos nuestros de otros lugares, como el Tercer Mundo. Allí, la vida pasa de ser un derecho a una lucha, ya no por las condiciones sociales (que para mí es un caso preocupante que sigan existiendo en el mundo lugares donde la tiranía gobierna sin oposición alguna por parte de los países democráticos, los ciudadanos no tienen libertades, y las mujeres llevan un burka y no se les permite levantar la vista del suelo), sino por las condiciones humanas (o infrahumanas, mejor dicho). Angola, Shani, son dos nombres de los muchísimos que sufren en silencio esta tortura que llega a ser la vida. La falta de agua corriente, de sanidad pública, de una cobertura social básica, por ejemplo, son algunos de los factores. Las enfermedades infecciosas, tan ridículas en los países desarrollados, son mortales allí. Un resfriado allí es algo grave, aquí, una mera rutina de estornudos y pañuelos. La pobreza estimula estos factores: lo poco que hay para comer no da para vacunar a los seis hijos de cualquier familia en Malí. Y yo, personalmente, creo que la culpa es más de los países desarrollados que de los propios gobiernos del tercer mundo. La crisis es una excusa perfecta, y sin embargo, los ministros siguen viajando en un Mercedes; se dedican millones de euros a obras que nos lo merecen, etc. Y, la verdad, los auriculares nos impiden oír lo que claman estos países. La corrupción en sus gobiernos es tan grave que es casi escandalosa.

En fin.

No sé si meterme en política será correcto o no, si mi "idealismo" adolescente habrá afectado al blog, pero creo que las desigualdades tan profundas del mundo en pleno siglo XXI son intolerables. La vida es un derecho para todos, ya seamos españoles, franceses, canadienses, congoleños o coreanos. Y debemos respetar ese derecho.

1 comentario:

  1. Muy interesante, con un enfoque original, distinto. Sólo echo en falta que hubieras enlazado un poco con el derecho a la salud y las diferencias entre países ricos y pobres.

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